En el estuche se encontraba una multitud de rotuladores, bolígrafos, gomas y otros objetos diversos. Perdido entre todos ellos se hallaba un viejo, pequeño y gastado lápiz. No sabía en absoluto de dónde había salido aquel extraño lápiz. Cuando llegué a casa, fui corriendo a preguntarle a mi madre de dónde había salido aquél lápiz. Ésta, con una amable sonrisa, me miró fijamente y dijo: Ese mismo lápiz lo usaba tu abuela, y la abuela de la abuela, y la abuela de la abuela de la abuela... hasta que llegó a mis manos, y en este nuevo curso he decidido dártelo a ti. Yo, ausentándome las lágrimas del entusiasmo, le pedí que me contara la historia de ese lápiz, y así lo hizo.
Era el primer día de cole de la abuela de la abuela de mi abuela y su madre le había reglado un lápiz para empezar bien el curso. Ella, ilusionada, cogió el lápiz y se fue a clase. En clase empezó a oír voces dentro de su estuche y al abrirlo se dio cuenta de que, el lápiz le hablaba, pero sólo se daba cuenta ella. Así, pasaron semanas hasta que su madre se hartó de oír semejante imbecilidad y la mandó al manicomio. Después de unos años no se supo nada más de ella.- Terminó mi madre. -y- añadió.- No te preocupes, no te sucederá lo mismo a ti, porque la abuela de la abuela de mi abuela estaba loca, tú no.- Después de oír las palabras de mi madre, me fui a la cama y me acosté.
Al dí siguiente, en clase oí un as voces que procedían de mi estuche. No hice caso, sería alguien de clase llamándome.
¡Hola, cuentista!
ResponderEliminarNo tienes aún publicada la entrada sobre M. Hernández en la que aparecía un poema suyo que, según comentaste, tu madre te leía cuando eras pequeña.
La cuestión es que vamos a preparar para el día 29 una lectura de poemas de M.H. en el salón de actos. La lectura vais a realizarla vosotros, los de 6º. Y mi pregunta es: ¿te animarías a leer ése precisamente?
me ha gustado el cuento es muy interesante.
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