2011-01-20

VUELTA A CASA

Hacía calor. Salí de casa y subí a lo alto de la montaña. La noche era muy oscura.
De pronto, una pequeña luz surcó fugazmente el espacio, y luego ora y muchas más.
Parecían fuegos artficiales... ¡Pero eran cometas!
Segn vi aquel espectáculo, me puse a pedir mil deseos a la vez. Tras acabar aquella especial función, una pequeña y brillante pedra golpeó mi cabeza y me dejó inconsciente durante un tiempo. Cuando deperté era por la mañana, y tenía una especie de cartera de color naranja en mi mano. No me acordba porque subí ahí y tampoco porqué tenía aquella cartera. De camino a casa la abrí y salió una pequeña estrella parlante. Decía que estaba muy triste porque quería volver con su familia, en el cielo, y para ello tenía que cruzar una alambrada con pinchos en la pate superior, porque contaban que al otro lado de ella había un mundo totalmente paralelo al nuestro. Pero aquella valla etaba al otro lado de la ciudad. Así que, cuando llegué a casa cogí mi mochila violeta y metí muchas cosas que me fueran útiles para emprender mi viaje. Cuando estaba lista me fuí. A lo largo del viaje vivimos muchísimas avenuras, por ejemplo, un horrible perro nos estuvo persiguiendo durante dos horas, pero menos mal que la estrella y yo íbamos montadas en mi bici pintada de azul turquesa con unas pocas partes oxidadas de lo vieja que estaba. Al final se me pincharon las ruedas y tuvimos que continuar a pie. Tras pasar muchas horas andando y viviendo nuevas aventuras llegamos. Lo único que había era una valla de alambre de unos dos metros y medio, con unos puntiagudos pincho arriba y, una cosa en la que no me había fijado, si la tocabas te daba un fuerte calambrazo. Al otro lado de aquella valla, sólo se veía un verde campo, nada más. Me agaché y me eché las manos a la cabeza, pues el esfurzo que hice no sirvió para nada. De repente, la cartera que tenía en el bolsllo empezó a volar llevándome a mí por detrás hasta cruzar la valla. ¡Era genial! bajamos por una pequeña colina que hbía en el prado y vimos un delicado y bonito pueblo donde esaban esperando muchos de sus familiares. De pronto se desprendieron hacia el cielo y desapareceron. En un instante, me desperté en la cima de la montaña, era denoche y una cartera anaranjada me hacía bulto en el bolsillo.¿ Seguiría soñando?

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